“Mano Amiga me abrió horizontes”: egresado superó las barreras de su barrio

Santiago Toro se graduó en 2012 de Mano Amiga Bello y hoy ejerce como estadístico y científico de datos.

– ¿En qué grado ingresaste a Mano Amiga y por qué quisiste estudiar allí?

Ingresé en 2008 a cursar 7°, de unos 12 o 13 años. Mis primos menores ya estudiaban en Mano Amiga y los escuchaba hablar sobre lo mucho que disfrutaban su colegio, que ya era reconocido en Bello. Otra motivación fue que a mis papás y a mí nos gustaba la formación católica que allí brindaban.

El cambio fue brutal. Los salones eran más amplios, respiraba aire fresco y sentía que estaba en una gran familia, pues varios compañeros tenían hermanos en el colegio. Siempre fui buen estudiante y era muy curioso, entonces me gustaban las zonas verdes y que podía desarrollar así mi dimensión intelectual y la física.

– ¿Qué es lo que más recuerdas de tus cinco años en Mano Amiga?

El colegio era muy bonito, nos llenaba de orgullo y sentido de pertenencia. Nos tocó ver la mejora de la sala de sistemas y la construcción de la cancha sintética. También el bloque de las aulas múltiples, donde hoy está la rectoría y la biblioteca.

Me sentía muy cómodo con la comunidad educativa, era muy social y hablaba con todos. Era un contraste ver en el colegio rostros diferentes a los que veía en mi barrio, y que mis compañeros no consumían drogas. Mano Amiga me ayudó a abrir nuevos horizontes e impactó demasiado mi vida.

– ¿Y de tu experiencia como Personero en 11°?

Como Personero estudiantil pude representar y ayudar a los estudiantes cuando veían algo injusto; recuerdo mucho que logramos hacer un cambio en el manual de convivencia para que las mujeres pudieran usar ciertos accesorios con más libertad, acordes al uniforme, gracias a que siempre podíamos dialogar y llegar a acuerdos. Esto me ayudó en mi propia disciplina.

Su vida se transformó

– ¿Cómo crees que la educación que recibiste en Mano Amiga te ayudó a concretar tu proyecto de vida y escoger la carrera profesional?

El colegio influyó demasiado, primero en la parte humana, porque nos sentíamos en familia; luego, nos impulsaban a ser profesionales y como veíamos que otros egresados ya estaban estudiando, esto me permitía proyectarme y pensar que sí era posible. Además, Mano Amiga ofrecía espacios extracurriculares en teatro y la escuela de fútbol, brindando diversas posibilidades de conocimiento, aunque mi fortaleza fueron los números.

Podría decir que la mitad de los niños con los que salía a jugar fútbol en mi barrio se dedicaron a la delincuencia, y solo un pequeño porcentaje, del cual formo parte, se hizo profesional.

Primero estudié Contaduría en la Universidad de Antioquia, cinco semestres, y luego decidí estudiar Estadística en la Universidad Nacional, buscando algo que me apasionara mucho más; en el colegio habíamos tenido la oportunidad de prepararnos para el Icfes y el ingreso a la universidad, y de hecho el año pasado regresé a compartirles consejos a los estudiantes de 11° sobre la vida universitaria.

– ¿Cuál ha sido tu experiencia como estadístico y científico de datos?

Mi profesión ha sido una bendición, pues siento que me pagan por pensar y contribuir al ahorro de las empresas, además puedo trabajar desde casa. He estado vinculado con dos empresas extranjeras que brindan servicios a clientes norteamericanos, una del sector de la construcción de ventiladores gigantes y otra del sector de ventas de pólizas de seguros; mi trabajo ha estado enfocado a optimizar recursos a través de modelos predictivos, como científico de datos, sugiriendo decisiones a los directivos con base en la propia historia del negocio. ¡Y pues tuve que aprender inglés!  

Por otra parte, siempre me ha gustado ayudar a otros, y el colegio estimuló en mí esa capacidad de servicio. Por eso, ahora que soy profesional, decidí vincularme como padrino de becas educativas en Mano Amiga.

Un impacto que trasciende otras vidas

– ¿Cómo era tu contexto familiar cuando estudiabas en Mano Amiga y cómo ha cambiado?

Crecí con mis papás y mi hermano, a quien le llevo 9 años. Mis papás son profesores de colegio y ambos trabajan, pero cuando era niño solo trabajaba mi papá, así que le tocó muy duro. En mi familia nos ha marcado la educación para tener opciones de hacer algo que nos apasione realmente, y encontrar eco de esto en el colegio fue muy importante. Mis primos egresados de Mano Amiga también han estudiado en la universidad y mi hermano, recién graduado, ya entró a la Universidad Nacional a estudiar Ingeniería Administrativa. Hoy vivo independiente y trabajo desde casa.

– Como bellanita, ¿cuál crees que es el impacto social del colegio en el sector donde está?

Gigante, qué bueno que todos los colegios fueran como Mano Amiga, donde los estudiantes son muy sanos. El año pasado, cuando se graduó mi hermano menor, lo volví a corroborar. El impacto también está en que brindan a los niños la oportunidad de explorar otras áreas del conocimiento, no solo en matemáticas, sino también en artística, lo ambiental, robótica…

Y sirve mucho conocer el referente de los padrinos, pues al saber qué roles desempeñaban en sus trabajos o empresas, nos inspiraban a ser como ellos, así como en la relación con los estudiantes del colegio Cumbres* y sus familias nos ayudaba a soñar en grande. ¡Mano Amiga transforma y orienta vidas!

*Un grupo de papás del colegio Cumbres Medellín ayudó a fundar en los años 90 al colegio Mano Amiga Bello. Ambos colegios forman parte de la red internacional de colegios del Regnum Christi.